Como os comenté en post anteriores, mi expareja y yo vivíamos en ciudades distintas. Fue un fin de semana cuando fui a su casa cuando decidimos comprar nuestro primer juguetito, al que llamaríamos “Sr. de Negro”, se trataba ni más ni menos de un strapon de dicho color.
Reconozco que al tenerlo en mis manos sentía entre una emoción brutal y algo de vergüenza. Mi ex estaba emocionado y no hacía más que decirme toda la tarde lo probamos, lo probamos, pero yo quería que aquello fuera algo como “especial” así que recuerdo que le dije por qué no bajas a por unas tónicas y nos tomamos unos Gin Tonic. Mientras bajaba a comprar yo me preparé. Me recogí una coleta, me puse un sujetador y un tanga de color berenjena, unos buenos tacones, y me pinté los labios de rojo y me puse un poco de mi perfume favorito.
Cuando mi bichito llegó a casa, yo le esperaba sentada en una hamaca leyendo una revista, me echó una mirada y me dijo – Jo, I como me pones- él se preparaba para una sesión de sexo pero le dije que no, que primero íbamos a jugar un poquito. El juego consistía en él desnudo con los ojos tapados y me tenía que buscar por la casa, si me encontraba la recompensa sería ser follado con el Sr de Negro, reconozco que fue muy gracioso, él persiguiendo el sonido de mis tacones, su erección cada vez era más visible. Me quité los tacones para que no me pudiera encontrar, cuando se tropezó con mis tacones, soltó una sonrisa picara y su erección ya era más que visible y su capullo se empezaba a humedecer. Estuvimos un buen rato jugando a esto, pero él no me encontraba, así que cansada ya del juego le dije, no me has encontrado, así que tendrás tu castigo.
Me senté en la hamaca con una revista y le dije que se pusiera de rodillas para subir mis pies cómodamente y poder leer, él ya no aguantaba mucho más de rodillas y me suplicaba para que le dejara levantarse, cedí, pero no en que se levantara,sino en que cambiara su postura y me empezara a comer el coño. Me retiró el tanga y empezó a lamer mi clítoris. Tuve varios orgasmos, él tenía el rabo que le reventaba. Nos tumbamos en el sofá y le comí un poco la polla, él ya estaba loco, solo pensaba en que le follara el culo. Yo ya había tenido varios orgasmos y no tenía muchas ganas de seguir con ese juego, así que me quite el tanga que estaba bien mojado y se lo pasé por la nariz, le hizo oler mi tanga y luego le hice un burruño y se lo metí en la boca. Me levante y me fui a la habitación, él expectante en el sofá esperando a que llegara con el Sr. de Negro puesto, volví con el pijama lista para cenar.