Buscando en una carpeta que tengo en mi correo llamada D/s, he encontrado este texto que en su día mi bichito subió a su blog.
La piel de I es suave-suave. Me encanta acariciar sus tetas, culo y piernas, que son todavía más agradables al tacto. Me gusta apreciar como se estremece al sentir mis manos por su cuerpo. Poco a poco ella se va relajando… es hora de pasar a los besos para adorar su cuerpo.
Hago todo eso con un nivel de excitación brutal, con mi pene a punto de estallar, pero centrándome en lo que importa, el placer de I.
Placer que va incrementándose, acabando en uno o varios orgasmos. Orgasmos que siento como míos, que me hacen disfrutar. La siento jadear, sudar, moverse…
Finalmente ella va volviendo a un estado más calmado. Nos abrazamos, nos besamos y nos recordamos cuánto nos amamos. Entonces ella agarra mi pene, hinchado de amor y adoración. Hoy tampoco te vas a correr, me dice mientras me planta un beso en la boca.
Es tu decisión le respondo, abrazándola con más fuerza mientras vamos durmiéndonos….
Pobre tu bichito…
Que bonitas palabras! 🙂
la esencia del BDSM… el único placer que importa es el de la Dómina